Lo mismo de siempre.

     La verdad es que me sentía asqueada de mí misma. No entendía (como siempre) nada de lo que estaba sucediendo a mi alrededor y parecía que cada una de las decisiones que tomaba eran la peor de todas las disponibles. ¿Por qué?, ¿por qué no tener una vida normal, por qué preguntarse con tanto ahínco por tantas cosas inútiles? No puedo relacionarme con los demás. No puedo ni quiero. ¿Qué decirles?, ¿estaré siendo soberbia? Me quedo largo rato pensando en mis tics y me hundo más en mi tristeza. ¿Será la cerveza? No. Me siento como un trapo sucio. A nadie podría explicarle nada. Hoy se burlaron de mí por ser drogadicta: tenía ganas de escupir su estúpida cara de vaca contenta de sí misma. Necesito a alguien con quien hablar. Necesito llorar con todas mis ganas en el hombro de alguien que no quiera juzgarme.
     Nuevamente esos dolores extraños. ¿Deberé ir al médico? Tengo miedo. No. No debe ser nada. Es el estrés, nada más que eso. La cerveza, su sabor amargo, ese estado pastoso en el que te encuentras luego de unas cuantas. Quisiera beber hasta no acordarme de mí. No puedo, mañana debo trabajar. Hoy me han dicho todos que parezco una perra amargada. Eso es lo que soy. Una perra amargada. Rabiosa. Idiota. "¿Desde cuándo te sientes así?", ja, qué pregunta, desde siempre, nunca he dejado de sentirme así. Remordimiento incontrolable. Clases de salsa. Un cigarrillo. Nunca he aprendido a bailar. Ahora todos quieren practicar conmigo. No tengo ganas de verlos. No quiero estar con nadie, de cualquier forma es como hablar con las paredes. ¡HOLA, ¿HAY ALGUIEN QUE ME ESCUCHE?! Un dos tres, cinco seis siete; un dos tres, cinco seis siete... estúpidos pasos de baile. Estúpida borrachera que no me ha paralizado lo suficiente.
     Ya me había dicho que no escribiría una linea mientras estuviera bajo el efecto de ninguna sustancia. No importa. Escribo porque me da la gana. Porque sino hay nadie que me escuche... Bah, debería irme a patalear a otro lado, soy una niñita estúpida, ¿cómo se supone que una imbécil como yo pueda ordenar si quiera alguno de sus pensamientos? El avance, la progresión de mis ideas, todas esas idioteces de las que habla A. y mi psicólogo, nada de eso llega verdaderamente a mi alma. Mi alma es un hueco que se traga cada una de mis certezas, que quiere tragarme a mí misma. Tres cervezas, seis cervezas, catorce cervezas. No, sigue sin ser suficiente. Entonces escribo. Escribo y no sé para qué. Escribo como una especie de ritual: tengo esperanzas en deshacerme de mí misma si me empecino lo suficiente. No. Ningún resultado. Estoy cansada de ser una hipócrita. ¡Qué más puedo hacer! Una cerveza más, un cigarrillo más... deberé incluir alguna pastilla. X. (les advierto que desde ahora sólo usaré X para referirme a las demás personas, no tengo ganas de recordar las letras de cada uno de ellos) tenía algunas en su bolso y nunca las ha usado, se las quitaré.
     Mi madre también está borracha, intentó hablarme un rato... no puedo hablar con ella, no soporto mi rencor; hay algo que nos separa, algo que nos separó en algún momento de nuestras vidas. De pequeña, éramos muy amigas, recuerdo cuánto me quería y cuánto jugábamos juntas. Todo eso se acabó. La comunión. ¡EL MALDITO TIC EN EL OJO! Deben ser los riñones. Ya, seguro que me los jodí, tantas malditas pastillas, eso debe ser. Tengo nauseas. Me voy a morir. El tic. Me pica la piel. Internet dice que todo señala a daño renal. Estoy segura de ser, al menos, hipocondríaca. ¿Tendré que ir nuevamente al psiquiatra? No quiero. Toda una vida yendo a psiquiatras y "especialistas". Me cago en sus malditas especialidades. ¿Entonces qué? ¿Dios? ¿Algo? ¿Nada?

     Nada.

     No debí opinar nada sobre ese Hawking. Qué se yo. La única ignorante soy yo. Un amigo en Facebook disfrazado de monje tibetano (o algo de eso, qué se yo) incitándonos a ser consecuentes (desde que X. sufrió el accidente no lo ha ido a visitar ni una vez, a pesar de ser su vecino). ¿Cómo no caer en la más profunda de las depresiones? ¿Cómo no usar todas las drogas posibles? ¡No-quiero-escuchar-el-ruido-del-mundo!, no quiero ver su porquería, no quiero saber de todo su sufrimiento. Perras flacas, sarnosas, de tetas caídas y rasgadas te miran con ojos grandes y ansiosos. ¡Qué puedo hacer yo para mitigar aunque sea un poco el sufrimiento del mundo! Voy caminando y al pobre muchacho que va delante de mí lo agarran entre varios imbéciles e intentan robarlo: lo cachetean, patean, amedrentan, le rompen el bolso y lo insultan. Por último (el pobre muchacho no les dio nada) lo empujan y le dicen "pira de aquí, gafo, pírate". Decido ir a buscar a la policía. Cuando al fin los encuentro me ignoran y me miran con fastidio. El chamo también está con esos policías tarados.
     Terminamos en casa de X. La madre me dice: "ay, el estaba mejorcito estos días pero hoy... no entiendo por qué está tan decaído". Expectora sangre un montón de veces por el traqueotomo. La sonda urinaria también está llena de sangre. En un momento que nos dejan solos X. repite "ya verás que les escupiré a todos sus caras, a esa cuerda de hipócritas engreídos".  Acepto su promesa. Le cuento algunas cosas, lo tranquilizo. El padre del pobre X. se queda dormido en una silla. Hay fotos coloreadas de personas que ya no existen. Un reloj de péndulo suena cada media hora. "¿Quieren un cafecito?" Sí, ok, gracias. No es café sino maíz tostado. Venezuela. Flores de campana: X. habla largo rato sobre ellas y otras sustancias. X. recibe sol y se ve cada vez más flaco y pequeño en su silla de ruedas. Unas manchas color café en su piel me preocupan pero no digo nada. Camino. Me alejo. Una perra flaca (otra vez) intenta jugar conmigo. ¡Maldito sol! ¿Ya, suficiente? Sí. ¡Cuidado se cae! Deja, deja que él ayude. No, es que se resbala. Ajá, así, arriba. ¡Sí! Otro coágulo de sangre. Caras tristes. Una señora (la abuela de X.) que me recuerda a mi abuela. ¿Cómo hago para mitigar el dolor de este mundo? Cigarrillos. Más caras largas...

P.S. Anoche, luego de hablar largo rato con unos amigos, la combinación de pastillas, alcohol y cigarrillos hizo su efecto: no puedo recordar cuándo me quedé dormida, simplemente desperté esta mañana en mi cama.

Comentarios